O fenomeno da mao quente
– La verdadera medida del éxito en las apuestas
– Cuando la suerte acompaña
– ¿La mala suerte se va potenciando?

El término «mano caliente» viene del baloncesto y hace referencia a la teoría de que la probabilidad de que un jugador acierte un tiro libre es mayor después de haber acertado el tiro anterior. En el contexto de las apuestas deportivas, el término se utiliza para describir a los apostadores que tienen rachas ganadoras prolongadas. ¿Pero se ha probado científicamente el misterio de la «mano caliente»? Continúe leyendo para averiguarlo.

Juemin Xu y Nigel Harvey, de University College London, efectuaron un estudio para investigar el efecto de la mano caliente, en el cual examinaron el historial de más de 700 apostadores, que en total hicieron 565 915 apuestas a lo largo de 2010. Siga leyendo para averiguar si esta teoría es una falacia o no.

Cuando la suerte acompaña

Los investigadores analizaron el fenómeno de las rachas ganadoras en las apuestas al evaluar las probabilidades de ganar tras diferentes cantidades de aciertos consecutivos.

En la primera muestra aleatoria de apuestas, la probabilidad de ganar fue de 0,48. Tras examinar la siguiente apuesta de los mismos jugadores, la probabilidad de ganar de quienes venían de acertar fue de 0,49. Para comparar, la probabilidad de ganar de quienes venían de perder fue de 0,47.

Recién al analizar a quienes venían de dos aciertos consecutivos comenzó a surgir un patrón. La probabilidad de acertar una tercera apuesta consecutiva subió hasta un llamativo 0,57. En cambio, quienes no venían con una racha ganadora tuvieron una probabilidad de ganar de 0,45.

Al estudiar los resultados de la cuarta apuesta de quienes venían de tres aciertos seguidos, la probabilidad de ganar volvió a subir hasta 0,67. Quienes no venían con la misma suerte, en cambio, mostraron una probabilidad de acierto de 0,45. 

Al continuar con el mismo procedimiento, se vio que quienes venían de cinco aciertos consecutivos tuvieron una probabilidad de ganar asombrosa de 0,72, mientras que quienes venían de perder en su apuesta anterior tuvieron una probabilidad de 0,45.

Al examinar las apuestas siguientes, la probabilidad siguió aumentando para quienes venían de seis aciertos consecutivos, para llegar a 0,75. Quienes no venían con una racha ganadora, en cambio, tuvieron una probabilidad de 0,46. 

Por último, quienes venían de siete aciertos seguidos otra vez presentaron una mejora en la probabilidad de ganar, con 0,76, mientras que para quienes venían de perder apenas fue de 0,47.

¿La mala suerte se va potenciando?

La segunda fase del estudio se centró en las rachas perdedoras. La probabilidad de ganar tras perder fue de 0,47, pero la cifra bajó a 0,40 tras dos fracasos consecutivos. Al continuar con el procedimiento, los investigadores hallaron que quienes venían de perder 3 veces seguidas tuvieron una probabilidad de ganar de apenas 0,32. Siguiendo los mismos pasos, se vio que la probabilidad de ganar tras perder cinco, seis o siete veces seguidas fue de 0,27, 0,25 y 0,23 respectivamente.

Los datos claramente sugieren que existe el efecto de la mano caliente en las apuestas, pero ¿los apostadores con largas rachas ganadoras siempre tienen más suerte que los demás o existe otra explicación oculta tras la fachada de la lógica?

La razón oculta

Desde una perspectiva estadística, los resultados consecutivos son independientes entre sí. Por ende, sorprende que Xu y Harvey hayan encontrado evidencia a favor del efecto de la mano caliente.

En el siguiente experimento, la investigación se centró en el efecto del resultado de una apuesta sobre la cuota de la apuesta siguiente. En la primera fase, la cuota media elegida por los apostadores fue de 7,72. Pero tras la primera apuesta se observaron cambios significativos.

Quienes venían de ganar mostraron la tendencia a optar por cuotas más bajas, con una media de 3,60. A medida que siguieron ganando, también se mantuvo la tendencia de buscar cuotas más bajas.

Entre los apostadores que venían de perder se detectó lo contrario. Quienes venían con las peores rachas, tendieron a optar por cuotas más elevadas. Tras seis aciertos consecutivos la cuota media bajó hasta 0,85, mientras que tras seis fracasos consecutivos la cuota media llegó a 17,07. 

Lo que demostró el experimento es que, al creer en la falacia del apostador, los apostadores mejoran su suerte. Tras ganar, los apostadores tuvieron miedo de que se les acabara la suerte y optaron por cuotas más confiables. Al rechazar más los riesgos, mejoraron sus probabilidades de ganar. Quienes venían de perder, en cambio, optaron por cuotas más riesgosas al creer que la suerte no les seguiría siendo esquiva, lo cual redujo sus probabilidades de ganar.



La verdadera medida del éxito en las apuestas

La pregunta del millón, desde luego, es si los apostadores en racha ganadora lograron más rentabilidad que el resto. Al comparar el retorno total de los apostadores que tuvieron al menos una racha de seis aciertos consecutivos y el resto, se halló una ventaja marginal para el resto, ya que los primeros perdieron en promedio €1,0078 por cada euro apostado, mientras que los segundos perdieron en promedio la cifra casi idéntica de €1,0077.

En conclusión, el consejo para usted, ya sea que venga de varios aciertos o fracasos consecutivos, es el mismo: No crea en todo lo que piensa.

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